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Mostrando entradas de noviembre, 2022

Día 5. La casa gana

He olvidado todo lo que pasó el viernes... más o menos. Así que me auxilio de Google. A ver... Ok. Empató a una Ecuador ante Países Bajos (Holanda). Fin de mi interés. Pero el sábado, pasó lo que imaginé que pasaría. El esposo se levantó dispuesto a lanzar todas las mantras a favor de Argentina, para celebrar o para llorar. Pasó lo primero.  De cómo fue se juego en casa, lo llevé muy en cuenta en Twitter. Luego de un primer tiempo con amagos, unas cuantas palabras altisonantes del esposo, que casi se comía las uñas entre resignación, respeto por los mexicanos y fe en los argentinos, yo estaba más o menos así... Argentina 0 México 0 pic.twitter.com/Zr42ZN9Ogz — Argénida Romero (@ArgenidaRomero) November 26, 2022 El hijo, que con diez años es fan absoluto del basketball, no podía obviar el estado de tensión del padre, así que se dispuso a ver el partido con la tableta en manos para grabar a su progenitor al momento que se diera en primer esperado gol de Argentina. A los pocos minutos de

Día 4. Dolor, goleadas, empates y lesionados

El cansancio, producto de las mil ocupaciones, no me dejó una neurona hábil para concretar una idea coherente para este diario. Hoy, que la sinapsis cerebral es posible, luego de unas seis horas de sueños y varias tazas de café, tengo que decirlo: me dolió ver perder a Alemania. Y debo confesarlo: siempre quiero que Alemania gane.  La razón de mi apoyo a Alemania es... deja resumirlo en dos recuerdos: uno de los últimos recuerdos que tengo de mi niñez en Venezuela, país donde nací, es a mi papá viendo el Mundial de 1990, que ganó Alemania. Así que, digamos, que tengo un lazo sentimental ahí. Pero en 2012 pasó algo que me amarró se sentimiento a favor de los alemanes: estuve en Alemania por un mes, no sólo en Berlín, sino en varias ciudades de ese país. Allí vi crecer mi panza de embarazada y sentí los primeros movimientos de mi hijo en la panza.  Tengo demasiados lazos con Alemania.  Sí, muy merecido el triunfo de Japón, pero quería que ganara Alemania.  La goleada Desde que empezó el

Día 3. El VAR de Alá

Desperté sobresaltada cuando escuché un grito. Un grito de celebración. Con los ojos abiertos, aun acostada, el espanto difuso se disipó pronto y me ubiqué en el día y la fecha. Así que me levanté, caminé por el pasillo hacia la sala del apartamento y allí estaba el esposo. Sonriente. Argentina había ya anotado un gol y le habían cancelado el primero de dos que le anularían durante su partido con Arabia Saudita. Miré el ventanal. Amanecía. Los amaneceres caribeños cercanos al mes de diciembre, y en diciembre, suelen ser los más hermosos para mí. Hay un aire fresco único de la época, con neblina, y el mar se ve como pintado de fondo.  Mi atención en el ventanal duró poco. Me recosté, media dormida, y me fije que el juego no tenía tanto tiempo de haber empezado. El esposo trae una manta y me arropa. "Me tengo que ir a trabajar", me dice y camina hacia el baño. Supongo que piensa que la suerte acompaña a Argentina, con ese primer gol de penal de su tan admirado Messi. Menos mal

Día 2. De choques y política

Después de un café y el desayuno, de poner la lavadora y tender la cama, me senté a ver el primer juego de la jornada. No se cómo narrar con criterio un partido de fútbol, pero resumiré el primero con decir que el paseo por goleada de Inglaterra a Irán trajo más implicaciones políticas de las que esperaba. Lo primero político, y no deportivo, fue ver a los jugadores de la selección de Irán quedarse callados mientras sonaba el himno de su país. Esto, se dijo, lo hicieron en apoyo de las mujeres iraníes y de su lucha contra la represión de su gobierno, protestas que comenzaron en el país árabe en septiembre por la muerte de Mahsa Amini en manos de la llamada "policía de la moral".   Los ingleses hicieron lo propio: se pusieron de rodillas antes de empezar el juego para, según leí después, protestar por los abusos raciales alrededor del mundo. Esperaba ver la famosa  Luego, los primeros minutos del partido me parecieron caóticos e incluyeron un choque de cabezas entre el portero

Día 1. Otra vez el Mundial... Controversias, indignación y fútbol

Este ejercicio de "sobrevivencia" ante el fútbol vuelve. Empecé en 2010 a escribir aquí mientras llevaba un noviazgo con un hincha dominicano de Argentina, y del fútbol en general, para "exorcizar" el fanatismo por el balompié del que carezco sin poner en riesgo la relación. Doce años de ese primer teclazo en este blog, diez de matrimonio y un hijo, puedo decir dos cosas: he sobrevivido sin mayores contratiempos, uno, y dos, creo que algo de interés sobre el fútbol me ha calado. Eso sí, no estoy a nivel de hincha ni de este deporte, ni de ningún equipo. Prefiero Alemania por varias razones personales, nada ligadas al fútbol (refrescaré la memoria al respecto en los próximos días, ya que creo que lo mencioné en el Mundial de 2014... o 2010... no recuerdo). Pero como periodista, debo confesar, que este deporte por ser lo que es para el mundo entero, tiene unas intríngulis, tanto dentro como fuera de la cancha, que no deja a ningún periodista inmutable. Y este Mundial