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Día 9. Crónica de la felicidad

Nota de 2014. Después que Alemania le ganó a Argentina, el esposo se fue a fregar. Estaba triste, pero sabía que solo un milagro habría hecho posible lo contrario. Y en el transito de estos ocho años, el milagro se gestó, con revancha incluida. Alemania se quedó en el camino y la selección argentina, con su admirado Lionel Messi, no solo logró ganar ante Francia, campeona del Mundial pasado, sino que hizo que el esposo volara de felicidad. Y voló. A saltos. *** Quise hacer este texto ayer, domingo, con la emoción anudada que se produce luego de vivir varias horas de tensión esperando algo bueno que parece que sí será, y parece luego que no. Y la tensión no la viví porque sea fanática del fútbol, que por cuarta vez en doce años comprobé que no soy, sino la que me causó desear que al esposo se le cumpliera el sueño del fanático. Como todo el mundo sabe, el suplicio y la gozada, comenzó a las 11:00 de la mañana, al menos en esta zona horaria. El esposo se levantó cinco minutos antes, se c
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Día 8. Lo importante... ¿Lo importante?

Les voy a ser sincera. Los momentos que más he disfrutado en este Mundial es cuando he estado viendo un partido en compañía del esposo. Traducción: cuando juega Argentina y de los cuartos de final en adelante. Por alguna razón, así por mi cuenta, a pesar del esfuerzo, como que me cuesta. De paso, me entretiene más lo que circunda el Mundial: sus temas colaterales.  El viernes Así que se imaginaran la taquicardia que hubo en mi casa el viernes pasado, con el partido entre Argentina y Holanda. Mi hijo y yo lo vimos en casa, bueno, lo vi y el hijo corría cada vez que anunciaban un gol. El esposo llegó ronco a casa, cuando Argentina ganó en penaltis estaba ya solo en la oficina y gritó de la emoción sin contenerse. Y claro, el trayecto de la oficina a la casa se la pasó cantando una especie de himno argentino y su selección.  Sí, hubo sanciones, chismes por gestos y palabras de Messi (gestos peores he visto en este Mundial de otros jugadores)... pero al esposo eso le da igual. Lo important

Día 7. El "jogo bonito"

Según lo que vi, y los pronósticos de quienes saben más de fútbol que yo, Brasil parece un gran candidato para llegar a la final del Mundial. Y su partido de ayer, ante Corea del Sur, fue uno de los pocos que vi con atención. No me pidan que hable de manera técnica sobre cómo se jugó, pero si puedo decir que esa coordinación que se espera para pasar la pelota y colocarla cerca de un arco, y dar una buen patada para que entre, estuvo bien aceitada.  El esposo dice que sí, pero con dudas. Me recuerda a Francia.  No menciona a Argentina. El adiós de España Para el momento que lean esto, pues ya habrán visto como España se despidió. Nadie, a parecer, esperaba que Marruecos ganara. No vi el partido, fue el esposo que al llegar a casa, a la hora del almuerzo, me hizo la pregunta.  - ¿No estás viendo el juego? Yo, nublada por la agenda del día y ir y venir entre tutoría del hijo y el supermercado, olvidé por completo ese partido. - Pues España se fue del Mundial. Lo dijo con cara de sorprendi

Día 6. Frustraciones y fe futbolística

Una semana de locura, cansancio, mil cosas que hacer, mucho trabajo... en fin, que el diario no ha sido prioridad. ¿Qué ha pasado desde que Argentina pasó a octavos? Que México, Uruguay y Alemania quedaron fuera.  ¡Alemania! Y claro, entre medio seguir toda una semana de fútbol a medias tintas, volvió otra vez mi enojo con el sistema de cálculo del Mundial.  El jueves, mientras jugaba España y Japón, y también Alemania y Costa Rica... trataba de entender de que si ganaba este perdía el otro que no jugaba con él, pero si perdía el otro, ganaba este otro... que si las tarjetas resta puntaje... Y vuelvo a decirme, como me dije en 2018 y 2014, que este es el sistema más loco e injusto. Y no lo pienso discutir con nadie.  Estoy a nivel Cavani...  Lo mejor de Cavani en el mundial pic.twitter.com/7LrpK4qWbN — Mr.Baru (@crearOreventar) December 2, 2022 Estamos en cuartos Como se imaginarán, el día de poner los santos de cabeza en casa fue el sábado. Argentina versus Australia.  El esposo tení

Día 5. La casa gana

He olvidado todo lo que pasó el viernes... más o menos. Así que me auxilio de Google. A ver... Ok. Empató a una Ecuador ante Países Bajos (Holanda). Fin de mi interés. Pero el sábado, pasó lo que imaginé que pasaría. El esposo se levantó dispuesto a lanzar todas las mantras a favor de Argentina, para celebrar o para llorar. Pasó lo primero.  De cómo fue se juego en casa, lo llevé muy en cuenta en Twitter. Luego de un primer tiempo con amagos, unas cuantas palabras altisonantes del esposo, que casi se comía las uñas entre resignación, respeto por los mexicanos y fe en los argentinos, yo estaba más o menos así... Argentina 0 México 0 pic.twitter.com/Zr42ZN9Ogz — Argénida Romero (@ArgenidaRomero) November 26, 2022 El hijo, que con diez años es fan absoluto del basketball, no podía obviar el estado de tensión del padre, así que se dispuso a ver el partido con la tableta en manos para grabar a su progenitor al momento que se diera en primer esperado gol de Argentina. A los pocos minutos de

Día 4. Dolor, goleadas, empates y lesionados

El cansancio, producto de las mil ocupaciones, no me dejó una neurona hábil para concretar una idea coherente para este diario. Hoy, que la sinapsis cerebral es posible, luego de unas seis horas de sueños y varias tazas de café, tengo que decirlo: me dolió ver perder a Alemania. Y debo confesarlo: siempre quiero que Alemania gane.  La razón de mi apoyo a Alemania es... deja resumirlo en dos recuerdos: uno de los últimos recuerdos que tengo de mi niñez en Venezuela, país donde nací, es a mi papá viendo el Mundial de 1990, que ganó Alemania. Así que, digamos, que tengo un lazo sentimental ahí. Pero en 2012 pasó algo que me amarró se sentimiento a favor de los alemanes: estuve en Alemania por un mes, no sólo en Berlín, sino en varias ciudades de ese país. Allí vi crecer mi panza de embarazada y sentí los primeros movimientos de mi hijo en la panza.  Tengo demasiados lazos con Alemania.  Sí, muy merecido el triunfo de Japón, pero quería que ganara Alemania.  La goleada Desde que empezó el

Día 3. El VAR de Alá

Desperté sobresaltada cuando escuché un grito. Un grito de celebración. Con los ojos abiertos, aun acostada, el espanto difuso se disipó pronto y me ubiqué en el día y la fecha. Así que me levanté, caminé por el pasillo hacia la sala del apartamento y allí estaba el esposo. Sonriente. Argentina había ya anotado un gol y le habían cancelado el primero de dos que le anularían durante su partido con Arabia Saudita. Miré el ventanal. Amanecía. Los amaneceres caribeños cercanos al mes de diciembre, y en diciembre, suelen ser los más hermosos para mí. Hay un aire fresco único de la época, con neblina, y el mar se ve como pintado de fondo.  Mi atención en el ventanal duró poco. Me recosté, media dormida, y me fije que el juego no tenía tanto tiempo de haber empezado. El esposo trae una manta y me arropa. "Me tengo que ir a trabajar", me dice y camina hacia el baño. Supongo que piensa que la suerte acompaña a Argentina, con ese primer gol de penal de su tan admirado Messi. Menos mal