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Día 8. Lo importante... ¿Lo importante?


Les voy a ser sincera. Los momentos que más he disfrutado en este Mundial es cuando he estado viendo un partido en compañía del esposo. Traducción: cuando juega Argentina y de los cuartos de final en adelante. Por alguna razón, así por mi cuenta, a pesar del esfuerzo, como que me cuesta. De paso, me entretiene más lo que circunda el Mundial: sus temas colaterales. 

El viernes

Así que se imaginaran la taquicardia que hubo en mi casa el viernes pasado, con el partido entre Argentina y Holanda. Mi hijo y yo lo vimos en casa, bueno, lo vi y el hijo corría cada vez que anunciaban un gol. El esposo llegó ronco a casa, cuando Argentina ganó en penaltis estaba ya solo en la oficina y gritó de la emoción sin contenerse. Y claro, el trayecto de la oficina a la casa se la pasó cantando una especie de himno argentino y su selección. 

Sí, hubo sanciones, chismes por gestos y palabras de Messi (gestos peores he visto en este Mundial de otros jugadores)... pero al esposo eso le da igual. Lo importante para él es que ganó Argentina.

Más temprano, vi el de Croacia frente a Brasil. Me dolió ver a Neymar llorando, pero recordé que era bolsonarista y se me pasó. Claro, al igual que todo el mundo, jamás se me pasó por la cabeza que Brasil perdiera. 

Tampoco lo imagine con Portugal...

El sábado

"¡No puede ser, no puede ser!". Escucho el audio con mi voz grabado por mi hijo en su tableta y no paro de reír. No sabía que estaba tan metida en el partido como para expresarme así. Parece que el esposo me contagió su emoción mientras deseaba que Portugal ganara, algo que no pasó.

Marruecos se alzó con la victoria para sorpresa de todos, y la desdicha de los fanáticos de Cristiano Ronaldo. Este triunfo tuvo de todo. Desde alegrías, análisis, penas, notas bonitas sobre la historia de algunos jugadores y mucha, mucha desinformación.


Y lo de Marruecos fue algo para los records. Es el primera selección africana que llega a esta etapa en un Mundial. 

Para el partido siguiente no tenía dudas: Francia. El esposo tampoco la tuvo. Y Francia ganó.

Así que las cosas quedan como pocos esperaban para las semifinales, con excepción de Francia.

Argentina frente a Croacia y Marruecos frente a Francia. 

Lo colateral 

Si algo ha tenido este Mundial son los temas que nada tienen que ver con el Mundial (o quizás sí, pero desde otro punto de vista).

Empezando por su sede, Qatar, elegida en un proceso nada transparente realizado en 2010, en el que también se eligió a Rusia para el 2018. Un país cuya sociedad está basada en acuerdos de desigualdad entre hombres y mujeres, además de prohibiciones a derechos que afectan a homosexuales y lesbianas. Eso sin contar el abuso laboral, uno que se hizo palpable durante la construcción de los estadios en los que se celebran los partidos.

Esto generó antes de empezar el Mundial un movimiento en contra de darle visibilidad a esta competencia, una pretensión ingenua e ilusa, pero también un llamado de atención ante el contexto de corrupción que dio lugar a que se eligiera a este país como sede, así como a la necesaria visibilización de las situaciones de desigualdad y antiderechos que se vive en esa nación.  

No obstante, no me engaño. Cuando se acabe el Mundial, pues Qatar no será tema para los medios de comunicación como lo es ahora. Y es probable que todas las discusiones en torno a sus realidades vaya desapareciendo del interés de muchos en redes sociales, en conversaciones. Aunque quizás, el señalamiento a ciertas situaciones pueda generar algún cambio necesario en es sociedad, o al menos un germen para ello. 

También, y no es solo una marca de este Mundial, todo lo geopolítico, pasado y presente, se ha hecho constante en la cobertura de ese Mundial. "Rivalidades" que se suman a la pelota en la cancha, temas históricos y sociales no resueltos puestos en la bandeja de los comentarios mientras se espera un gol. Así se vio como se paseo el racismo, por ejemplo, cuando Marruecos jugó contra España. O los que esperaban un encuentro entre Inglaterra y Argentina sacaban a la palestra la guerra de Las Malvinas. 

En esta semifinal hay un marcado interés fuera del fútbol en el partido que disputaran Francia y Marruecos, que fue una colonia francesa (léase protectorado) desde 1912 hasta 1956, cuando se independizó. 

Claro, algunos también han anotado algo: Marruecos no deja de estar en el lado de colonialista, si de Sahara Occidental. Y este es un tema peliagudo y bastante complejo, pues es una situación que permanece hasta el día de hoy. 

En el caso de Argentina y Croacia no hay un tema geopolítico, pero sí un pasado futbolístico reciente. Se enfrentaron en el Mundial Rusia 2018. Ganó Croacia. Ninguna de las dos selecciones son iguales ahora, con excepción de la primacía de Messi y Modric. 

Lo único que sí se ha querido colar, y no es sobre fútbol, es lo racial. Resulta que en un artículo de opinión del Washington Post se hizo una pregunta, que puedes ser capciosa o no, ¿por qué todos los jugadores de la selección argentina son blancos? La respuesta (las respuestas) que planteó al asunto se hizo viral. Y tiene bobo...

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