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Día 6. Sorpresas

No vi ninguno de los juegos.

Me pase toda la tarde y noche caminando por Barcelona junto con una buena amiga que tiene cinco años viviendo en esta ciudad. No, no lo contaré lo que hablamos, curiosos.

Recordé que el Mundial estaba presenta cuando, con los pies hundidos en la arena de Playa Dorada, escuche un lejano griterío masculino, que no se expresaba ni en español ni en catalán. Holanda había empatado el partido frente a España.

Así que camino de salida de la playa (cuanto extrañé la arena de las de mis país), pues me detuve ante la risa de mi amiga, para ve de que iba el asunto. Observé la pantalla de un negocio en el mismo momento de la repetición del cabezazo de Robin van Persi que empató el juego. La venganza había iniciado.

Mientras subía la vía y comentaba algunas cosas con mi amiga, me percaté que había negocios, en especial los que eran obviamente catalanes donde no había televisión. En los que había una, no estaba en el canal donde se transmitía el juego.

- "Prefieren ir al equipo contrario que a España", me dice mi amiga.

El ambiente es una prueba elocuente de esa afirmación.

Una hora después, y tras algunas paradas y fotos, terminamos comiendo comida árabe. Ya el partido era una manito consumada contra España. En las calles los turistas holandeses paseaban voceando vivas a su equipo, en especial cuando se encontraban con algún grupito de españoles no catalanes.

El Mundial no existe para los catalanes.

Mi amigo Manuel Betances y su particular forma de seguir el Mundial.
***
Casi llegando al tren para ir camino a la Villa Universitaria me enteré que México había ganado. Total sorpresa. Y yo que predije que le pasarían el rolo. Según me reportó el esposo, el equipo mexicano dio muestras de estar bien puesto para el juego.

La otra sorpresa fue Chile, de esa me enteré ya instalada en el departamento. Tres a una..a Australia.

Por lo visto este Mundial lo que menos será es predecible.

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