Sufrí doblemente hoy. Mis dos favoritos perdieron, aunque pasó uno que entiendo merecía pasar: Uruguay.
Un día intenso, intenso en este ejercicio de tomarle gustó a un deporte que sigue millones de personas y es más famoso de todos. Y es que cuando me decido por algo y algo se me mete en la cabeza...
Bueno, empiezo con contarles que me levante super temprano para irme a mis clases de conducir. Según mis cálculos estaría a tiempo frente a la pantalla de un televisor para ver el partido entre Holanda y Brasil.
Acerté. Luego de pasarme media hora practicando la manera de cómo parquear un carro, cuyo volante está más atascado que una válvula de una presa (es en serio, casi saque "molleros"), me dirigí a toda prisa a la plaza comercial. No tenía opción, porque ¿adivinen? Ajá, eso.
Cuando llegué el juego estaban sobre el minuto 20, así que me perdí el gol de Robihno. Bueno, estaba tensa. Quería que Brasil ganará y en el primer tiempo todo pintaba a favor de ese deseo. A mi alrededor decenas de haitianos compartían mi tensión y mi deseo. Ya lo había escrito antes aquí, Brasil merecía esa copa.
Holanda amenazo más de una vez. Todos los chicos haitianos expresaban con gestos, gritos y palabras su sentimiento hacía el partido. Esos nos costó a todos la expulsión de la primera planta de la plaza comercial. El pasillo estaba bloqueado en el punto donde estaban los televisores. La seguridad explicó que no podíamos entorpecer el espacio, pero que habían habilitado el área de comida con los televisores, que contrario a lo de siempre esta vez tendrían sonido.
Todos corrimos a la segunda planta. Junto a los más de cincuenta haitianos, había algunos ecuatorianos, algún español y yo...la única dominicana que miraba el partido.
El segundo tiempo fue una crisis. Después de ese primer gol holandés (digo, autogol según me explicaron. Pensé que fue un cabezaso de Sneijder...espero haberlo escrito bien), los brasileños empezaron a perder el norte. Káka se desapareció de la cancha, no se sentía. Maicón fue mi héroe en el primer tiempo. Melo lo sacaron de circulación...¿Qué te pasa, Brasil? A mi lado las quejas en creole subían de tono, el desconcierto era evidente.
El segundo gol, que sí fue un cabezaso de Sneijder, provocó el suspiro de desaliento más profundo que había escuchado en mi vida. Fue como un coro. Dos chicos frente a mí se miraron desconcertados y uno de ellos dijo algo en creole, que por su expresión hubiese querido entender. Sobre el minuto 85 se me aguaron los ojos. Los chicos frente a mí estaban en silencio.
"Hola, chica", me saludó el español que en el partido de Portugal y Brasil me puso charla. Hablamos mientras caminábamos a las escaleras. Para él la razón de la derrota de Brasil se podía resumir en pocas palabras: "Les tocó jugar con un equipo de verdad".
La cenicienta uruguaya
Después de agotar que sé yo cuantas diligencias y cocinar algo para comer me senté unos minutos a ver el juego entre Uruguay y Ghana. Ghana era mi favorita por varias razones. Eliminó a un favorito (Estados Unidos), había demostrado buena defensa en sus anteriores partidos y es un equipo con corazón. Sin embargo, no podía dejar de sentir empatía por Uruguay. Invicto hasta hoy, Forlán y Suárez, y su corazón. Ambos merecían ganar.
El primer tiempo fue interesante y Ghana anotó en el último momento. Antes de salir al trabajo llame a mi novio, a quien mantuve al tanto del juego de la mañana vía mensajes de texto del celular, porque estaba en una audiencia. Luego de ponernos al día con nuestras impresiones, salí a tomar el autobús.
No encontré bus, así que tres carros de concho (servicio de transporte privado) después llegué a la redacción. El partido estaba empatado a un gol, por un gol de Forlán. Lo malo es que no me pude quedar a ver el partido, tenía que salir en bola de humo a un servicio.
La tragedia griega en que se convirtió el final del segundo tiempo, el tiempo extra y los penales me los contó mi novio. Expulsaron a Suárez por la mano que impidió a Ghana anotar el gol que loe hubiese dado el pase a las semifinales. Al ver el vídeo del partido, hace pocos minutos, me di cuenta que ambos estuvieron a punto de definir el juego...pero llegaron los penaltis.
El peso del juego en los porteros y salió ganando Uruguay.
Ahora que escribo esto estoy super cansada. Fue un día largo e intenso, que termino con algunos cruces de opiniones en el Facebook que me hicieron pensar en que, probablemente, el fanatismo deportivo no sea lo mio.
Mañana, Alemania puede vencer a Argentina o Argentina a Alemania. Entre España y Paraguay, mi favorito es el primero, pero...
"Voy a dar un pronóstico: puede pasar cualquier cosa" (Ronald Atkinson, 1939; entrenador de fútbol británico)
Un día intenso, intenso en este ejercicio de tomarle gustó a un deporte que sigue millones de personas y es más famoso de todos. Y es que cuando me decido por algo y algo se me mete en la cabeza...
Bueno, empiezo con contarles que me levante super temprano para irme a mis clases de conducir. Según mis cálculos estaría a tiempo frente a la pantalla de un televisor para ver el partido entre Holanda y Brasil.
Acerté. Luego de pasarme media hora practicando la manera de cómo parquear un carro, cuyo volante está más atascado que una válvula de una presa (es en serio, casi saque "molleros"), me dirigí a toda prisa a la plaza comercial. No tenía opción, porque ¿adivinen? Ajá, eso.
Cuando llegué el juego estaban sobre el minuto 20, así que me perdí el gol de Robihno. Bueno, estaba tensa. Quería que Brasil ganará y en el primer tiempo todo pintaba a favor de ese deseo. A mi alrededor decenas de haitianos compartían mi tensión y mi deseo. Ya lo había escrito antes aquí, Brasil merecía esa copa.
Holanda amenazo más de una vez. Todos los chicos haitianos expresaban con gestos, gritos y palabras su sentimiento hacía el partido. Esos nos costó a todos la expulsión de la primera planta de la plaza comercial. El pasillo estaba bloqueado en el punto donde estaban los televisores. La seguridad explicó que no podíamos entorpecer el espacio, pero que habían habilitado el área de comida con los televisores, que contrario a lo de siempre esta vez tendrían sonido.
Todos corrimos a la segunda planta. Junto a los más de cincuenta haitianos, había algunos ecuatorianos, algún español y yo...la única dominicana que miraba el partido.
El segundo tiempo fue una crisis. Después de ese primer gol holandés (digo, autogol según me explicaron. Pensé que fue un cabezaso de Sneijder...espero haberlo escrito bien), los brasileños empezaron a perder el norte. Káka se desapareció de la cancha, no se sentía. Maicón fue mi héroe en el primer tiempo. Melo lo sacaron de circulación...¿Qué te pasa, Brasil? A mi lado las quejas en creole subían de tono, el desconcierto era evidente.
El segundo gol, que sí fue un cabezaso de Sneijder, provocó el suspiro de desaliento más profundo que había escuchado en mi vida. Fue como un coro. Dos chicos frente a mí se miraron desconcertados y uno de ellos dijo algo en creole, que por su expresión hubiese querido entender. Sobre el minuto 85 se me aguaron los ojos. Los chicos frente a mí estaban en silencio.
"Hola, chica", me saludó el español que en el partido de Portugal y Brasil me puso charla. Hablamos mientras caminábamos a las escaleras. Para él la razón de la derrota de Brasil se podía resumir en pocas palabras: "Les tocó jugar con un equipo de verdad".
La cenicienta uruguaya
Después de agotar que sé yo cuantas diligencias y cocinar algo para comer me senté unos minutos a ver el juego entre Uruguay y Ghana. Ghana era mi favorita por varias razones. Eliminó a un favorito (Estados Unidos), había demostrado buena defensa en sus anteriores partidos y es un equipo con corazón. Sin embargo, no podía dejar de sentir empatía por Uruguay. Invicto hasta hoy, Forlán y Suárez, y su corazón. Ambos merecían ganar.
El primer tiempo fue interesante y Ghana anotó en el último momento. Antes de salir al trabajo llame a mi novio, a quien mantuve al tanto del juego de la mañana vía mensajes de texto del celular, porque estaba en una audiencia. Luego de ponernos al día con nuestras impresiones, salí a tomar el autobús.
No encontré bus, así que tres carros de concho (servicio de transporte privado) después llegué a la redacción. El partido estaba empatado a un gol, por un gol de Forlán. Lo malo es que no me pude quedar a ver el partido, tenía que salir en bola de humo a un servicio.
La tragedia griega en que se convirtió el final del segundo tiempo, el tiempo extra y los penales me los contó mi novio. Expulsaron a Suárez por la mano que impidió a Ghana anotar el gol que loe hubiese dado el pase a las semifinales. Al ver el vídeo del partido, hace pocos minutos, me di cuenta que ambos estuvieron a punto de definir el juego...pero llegaron los penaltis.
El peso del juego en los porteros y salió ganando Uruguay.
Ahora que escribo esto estoy super cansada. Fue un día largo e intenso, que termino con algunos cruces de opiniones en el Facebook que me hicieron pensar en que, probablemente, el fanatismo deportivo no sea lo mio.
Mañana, Alemania puede vencer a Argentina o Argentina a Alemania. Entre España y Paraguay, mi favorito es el primero, pero...
"Voy a dar un pronóstico: puede pasar cualquier cosa" (Ronald Atkinson, 1939; entrenador de fútbol británico)
Lo vengo diciendo, no descalifiquen a Holanda, dije que le ganaria a Brasil y lo hizo...por otro lado, el primer gol de Holanda pudo habersele atribuido a Sneijder que fue quien hizo el tiro libre pero rozo un poco la cabeza de el primo Melo, jejeje... Brasil discutio mas que lo que jugo...
ResponderEliminarEn el otro juego, Suarez jamas en su vida podra ir de Safari, Ghana le falto la suerte, tuvieron el chance de convertir esa mano en una victoria segura y lamentablemente no lo hicieron, a Muslera le deben de estar haciendo la estatua en Montevideo o en Punta del Este...
Saludos desde Sadalsuud
Creo que el final, querido Frank, será entre tu Naranja Mecánica y Alemania.
ResponderEliminarLo de Suárez...jeeje...a ese si va solo a África no aparece jamás.